jueves, 17 de noviembre de 2011

La comunicación global depende ahora de las redes sociales


¿Se imaginan que hubiera sucedido si durante el ataque aéreo a las Torres Gemelas hubieran existido Twitter y Facebook?
Resulta muy curioso reflexionar sobre la trayectoria – vertiginosa y feroz- de los denominados medios sociales… sucesos de gran relevancia en términos específicamente centrados en la vertiente más social y/o de derechos humanos se propagan por la red en tiempo real, gracias a la participación activa de miles de millones de usuarios que construyen con cada me gusta y cada re-tweet, un modelo informativo, comunitario y conectado, único en la historia de la humanidad.
Reflexiones que nos llevan a situarnos en el momento actual, con el fin de evaluar el peso específico de las redes sociales en uno de los ítems más cotizados de un momento como el actual; en el que crisis como la energética, la alimenticia, la de materias primas y específicamente, la social, suponen nuevos focos de tensión diariamente en los mercados bursátiles, los sistemas financieros y las políticas monetarias y fiscales, del planeta en su conjunto.
Las redes sociales son en esencia, las responsables de la nueva arquitectura en la comunicación planetaria. Podemos imaginar por lo tanto, el peso específico de quien ostenta el monopolio de la información… y quizá podemos plantearnos que en este nuevo ciclo que estamos iniciando, los seres humanos capaces de unirse en comunidades y establecer hábitos y costumbres basados en la generación para lograr el consumo, serán quienes logren modificar el curso de los acontecimientos.
No cabe ninguna duda que, desde las Torres Gemelas hasta el terremoto de Japón, se han producido hechos de relevancia para los que las redes sociales han ido adquiriendo cada vez más cuota de mercado y atención.
Sin mucha explicación nos hemos enfrentado a países desolados por los desastres naturales de una tierra agotada, tras los cuales las comunicaciones telefónicas estaban interrumpidas mientras que los medios sociales se transformaban en buscadores en tiempo real.
1.200 tweets procedentes de Tokio se realizaron en los minutos siguientes al primer estremecimiento de la tierra y, un día después 600 mil cuentas de Twitter se presentaban por primera vez en la red social.
YouTube por su parte, subió 9 mil vídeos del terremoto y más de 7 mil del tsunami. Miles de campañas de ayuda a Japón se iniciaron mientras sucedían los acontecimientos por parte de empresas y marcas interesadas.
Google habilitó un buscador de personas y se crearon miles de campañas en Facebook que permitían la donación de los créditos que la red social transformaría en dinero destinado a la fundación nipona “salvemos a los niños”.
Esto sin olvidarnos que es específicamente en momentos de desgracias, cuando las redes sociales recuperan un poco su espíritu original, no podemos olvidar que han sido específicamente Facebook y Twitter quienes han actuado como medio para conectar seres queridos, tras la tragedia de Japón.
Información de relevancia para organismos públicos que necesitaban acceso a datos fiables con el fin de lograr su ubicación y cumplir con sus deberes como prestador de servicios públicos.
No cabe duda que los medios sociales se han incorporado a nuestras vidas, lejos de desinflarse, como sugerían algunos rumores hace un tiempo, su crecimiento es multiplicador.
Las redes sociales son infinitas en términos de potencial y sus distintas utilidades permiten que se adapten a cualquier necesidad surgida por el devenir constante de la comunicación global.

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